En las últimas décadas, hemos asistido a una profunda transformación de las estructuras económicas, sociales y culturales. La gran cantidad de cambios acontecidos y su repercusión en todos los ámbitos de nuestras vidas reflejan claramente que estamos entrando en una nueva época donde se va a romper con todo lo anteriormente establecido.
Sin embargo, la gran mayoría de estos cambios no hubiesen sido posibles si no se hubieran producido previamente dos hechos clave: la efectiva emancipación de la mujer y el auge del movimiento feminista en los países occidentales. Aunque es cierto que aún quedan algunos derechos por conquistar, las mujeres han pasado a ser un elemento clave de nuestra sociedad. Con su valentía, nos han demostrado que son igual e incluso más capaces que los hombres para realizar cualquier tarea o actividad, y cada vez son más visibles en lugares que antes parecían impensables.
Esta nueva situación nos hace tener que abordar todos los problemas con perspectiva de género, con el objetivo de obtener una visión inclusiva de todos los aspectos de esta contingencia. Así, cuando hablamos de auditoría, no podemos realizar ningún tipo de análisis sin detenernos en el papel que juega la mujer en ella. Y es que, pese a los indiscutibles avances, la mujer sigue en un segundo plano en esta disciplina, hecho que tenemos que cambiar entre todos si queremos realmente avanzar hacia una sociedad igualitaria.
Si analizamos los datos proporcionados por el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC) en su informe “Situación sobre la Auditoría en España 2018”, podemos comprobar como el número de auditoras ejercientes es solo un 19% del total (744 de un total de 3997 personas), una cifra muy baja teniendo en cuenta que los estudios superiores relacionados con la contabilidad y la auditoría suelen tener de media el mismo porcentaje de graduados hombres que mujeres.
Al mismo tiempo, el número de auditores hombres no ejercientes casi triplica al de mujeres. Sin embargo, echémosle un vistazo a las personas que aprobaron el examen del ROAC en los últimos años. Si observamos la información, podemos comprobar que más de un 40% (aproximadamente) de los candidatos aptos son mujeres. Entonces, ¿cómo se pasa de este 40% de aprobadas a un 20% real? ¿Qué ha ocurrido en el camino que ha cercenado las oportunidades de estas mujeres tan preparadas?
Susana Dabán, Censora jurado de cuentas de España y miembro del ROAC desde 2002 nos da la respuesta. Para ella, los motivos de la retención del talento femenino son “las dificultades reales de conciliación, la falta de apoyo cuando llega la maternidad, la existencia de un sesgo inconsciente en el momento de la promoción dentro de las firmas y la inexistencia de suficientes referentes femeninos en puestos relevantes en el sector”.
Por lo tanto, al igual que en otros sectores, se discrimina a la mujer por el hecho de que puede quedarse embarazada, o simplemente porque se piensa que no tiene la capacidad de los hombres para asumir puestos de liderazgo, cosa que se ha demostrado absolutamente falsa. Tal y como afirma Dabán, esta falta de mujeres puede llegar a convertirse en un problema para la imagen comercial de las grandes firmas en el futuro, especialmente para aquellas que presumen de la equidad como uno de sus valores corporativos. “Ya no quedan excusas”, afirma contundente.
Por estos motivos, son tan importantes iniciativas como la emprendida por el Col·legi de Censors Jurats de Comptes de Catalunya (CCJCC), que ha creado un grupo de equidad de género para impulsar la presencia de la mujer en la profesión. El objetivo es “el incremento de representación femenina en cargos directivos de empresas del sector con el objeto de introducir la perspectiva de género en su gestión”.
Gracias a estas medidas, se impulsará la efectiva participación de las mujeres en la toma de decisiones, de tal manera que existan referentes femeninos en el sector. Al mismo tiempo, otro de los objetivos del programa es reducir las barreras que puedan afectar a la contratación de las mujeres, como por ejemplo la baja por embarazo. “En ocasiones sí que se percibe una falta de apoyo, puesto que tenemos más dificultades relacionadas con la maternidad”, afirma Mercè Martí, presidenta de Kreston Iberaudit y miembro del grupo para la equidad de género. Es de esperar que esta iniciativa pionera se traslade pronto a otras empresas relevantes del sector de la auditoría de cuentas.
Y es que la plena inclusión de las mujeres en la auditoría no es solo algo necesario, sino beneficioso para la propia actividad. Según un estudio publicado por el Journal of Business Research, las auditorías firmadas por mujeres son de mayor calidad, y por tanto contienen menos errores que aquellas firmadas por hombres. Esto se debe a que, en términos generales, los hombres son más propensos a tomar riesgos, lo cual reduce la fiabilidad de sus informes. Sin embargo, pese a este interesante descubrimiento, solo el 20% de los informes de auditoría de empresas españolas que cotizan en Bolsa fueron firmados por mujeres entre 2008 y 2015, un registro claramente insuficiente, dada la demostrada capacidad de las mujeres auditoras.
Es por tanto un deber de la sociedad, que afortunadamente es cada vez más igualitaria e inclusiva, desarrollar los mecanismos necesarios para conseguir la plena inclusión de las mujeres en el mundo laboral en general y en la auditoría en particular, con las mismas condiciones que tienen los hombres. No se trata de suprimir el sistema meritocrático, sino de eliminar las barreras que impiden el acceso a la profesión y a puestos relevantes a mujeres suficientemente preparadas. Porque tal y como afirma Bill Thomas, presidente global de la big four KPMG, “las mejores organizaciones son aquellas en las que la diversidad y la inclusión son asumidas como parte de las mismas”.
Fuentes
https://www.icjce.es/auditores-catalanes-crean-grupo-equidad-genero-para-impulsar